Fit Girl

Como buen día lunes...empece la dieta, para variar.
 Y no hay nada mas terrible, que comer poco y sano. Osea, cada vez que como una lechuga, es como si fuese un suplicio de la inquisición romana. Trágico.
Aparte,  te hacen tomar dos santos litros de agua.  Y yo, personalmente, no la encuentro muy rica.
 El otro día se me ocurrió una solución super ingeniosa para poder tomar agua, tomaba un vaso y luego daba dos tragos de coca cola.
Y ahora estoy haciendo ejercicios.
 Antes no me gustaba mucho, es decir casi nada. Me inscribí en miles de gimnasios, iba una semana con el todo el power y luego lo abandonaba. La historia sin fin.
Era apestoso hacer algún tipo de ejercicio. Y ver el odioso rostro de los personal trainers sonriendo, y saltando felices con una intoxicación de proteínas y endorfinas.
Y ahora, me ha estado gustando, hasta lo hago con ganas.
 El único inconveniente, es que después de hacer la rutina quedo con un hambre...VORAZ.  Como si me hubiesen dejado en una selva tropical, para un programa de supervivencia, en donde lo que único que se podría deleitar mi paladar, serían unas viscosas pero sabrosas...lagartijas.
 Y lo mas horrible, que siempre me pasa, es matarse de hambre toda la semana.
Viernes:- Los médicos siempre dicen que uno puede salirse una vez a la semana.
Sábado:- Yo creo que un par de hot dogs, no me harán mal, si me cuide arto.
Domingo: Bueno, ya que nos salimos, hagamoslo bien.
 Llegar el lunes, pesarse y subir todo lo que bajaste y quedar con una depresión galopante. Es horrible.
Una entrada pequeña, para un tema pequeño.
With love Sassy Girl.